domingo, 20 de octubre de 2013

Este mundo, otro mundo.

"Oye, no es para tanto"
-¿Que no es para tanto? !Estoy harta! -bufó golpeando la cama para después regresar a su escritorio, tomó el lápiz y continuó con la tarea para la universidad- No entiendo- bufó ahora con más fuerza, no importaba si intentaba concentrarse, todo era inútil, no dejaba de pensar en lo incoherente que todo eso era -¡No entiendo! ¡No entiendo nada! ¡y ya estoy hasta el tope! Este mundo es muy inútil, si tan solo pudiera ser como los zorros japoneses, ellos bailan, juegan, cantan, aprecian las artes y la magia, ¡la vida es para divertirse!
"Los tiempos cambian, no creo que los zorros estén haciendo eso ahora" La mujer de negra cabellera se encontraba de pie recargada sobre la pared, viendo a la joven castaña quejarse del mundo.
-Cambios, cambios, acá nada cambia, todo está siempre igual- Desvió la mirada y dejó el lápiz sobre el libro.- Sería mejor si yo viniera de otro mundo.
"¿Y si te digo que en verdad vienes de otro mundo?"
La chica se sobresaltó un poco con la idea, dejando caer al piso el marcatextos.
-Eso no se puede, además, si es así ¿por qué no recuerdo nada?
"Lo recuerdas, el río, los bosques, tus hermanos y hermanas, recuerdas la música y el baile, de hecho vivían como aquellos zorros que te encanta nombrar" Sonrió la doncella mientras acariciaba los cabellos de su quejumbrosa aprendiz.
-Si es eso verdad ¿por qué soy la única que ha llegado a parar a ese mundo? ¡eso no es justo! sabes cuanto sufro de nostalgia- Suspiró agotada y algo confundida, aquella era una idea rara en si, eran palabras que no sabía si considerar como reales.
"No eres la única, también hay otros hermanos y hermanas que vagan en estas tierras de incertidumbre, y créeme, están contigo"
-Ya deja de decir esas cosas, todo esto me lo he inventado y, simples mitos para escribir historias de fantasías y pasar el rato, son solo deseos ocultos, deja de darme esperanzas, eso me duele más-Se agachó a tomar de nuevo el marcatextos y retomó su labor de subrayar el libro, eran un montón de palabras complejas que no quería aprender.
"Ya me creerás el día en que te encuentres con tu hermana, ella tendrá los mismos recuerdos borrosos y tú sabrás reconocerla, ella verá tus ojos, tú verás los suyos, y no sufrirán en soledad"
Esta vez la joven castaña decidió ignorar al ser que hablaba con tanta fluidez sobre temas que le parecían tan irreales, el mismo ser parecía irreal.
"Además este mundo no es tan malo, también hay magia y tú la dominas"
-No es cierto, es más, ni tu existes, todo es mentira, este mundo está podrido- Se encorvó sobre su escritorio y hundió su rostro en el libro.
"Suri, no le hables así a tu maestra" Reprimió un muchacho que observaba silencioso desde la profundidad de la habitación, recostado en la cama.
-Tú no opines! Tampoco eres real..
Tanto la doncella de ojos violetas como el joven de cabellos plateados entendían la frustración de la joven, pero sus palabras los golpeaba donde más les dolía, no tenían gran efecto sobre el mundo terrenal y no podían ser vistos, no tenían voz ni derecho a hacer acto de presencia, y su joven protegida no era la única que sufría por este hecho, La pelinegra no podía consolarla, su constante maña de acariciarle el cabello era inútil y sus enseñanzas pasaban de ser percibidas, y él, él era el que más sufría, no podía abrazarla, susurrarle y mucho menos besarla, sus manos no podían entrelazarse y no lograba alegrar su corazón, pero más doloroso era el hecho de que no podía protegerla, no de aquella forma en la que ambos lo deseaban.


Paola R.R. (Cheshie, Aurora)