domingo, 20 de octubre de 2013

Este mundo, otro mundo.

"Oye, no es para tanto"
-¿Que no es para tanto? !Estoy harta! -bufó golpeando la cama para después regresar a su escritorio, tomó el lápiz y continuó con la tarea para la universidad- No entiendo- bufó ahora con más fuerza, no importaba si intentaba concentrarse, todo era inútil, no dejaba de pensar en lo incoherente que todo eso era -¡No entiendo! ¡No entiendo nada! ¡y ya estoy hasta el tope! Este mundo es muy inútil, si tan solo pudiera ser como los zorros japoneses, ellos bailan, juegan, cantan, aprecian las artes y la magia, ¡la vida es para divertirse!
"Los tiempos cambian, no creo que los zorros estén haciendo eso ahora" La mujer de negra cabellera se encontraba de pie recargada sobre la pared, viendo a la joven castaña quejarse del mundo.
-Cambios, cambios, acá nada cambia, todo está siempre igual- Desvió la mirada y dejó el lápiz sobre el libro.- Sería mejor si yo viniera de otro mundo.
"¿Y si te digo que en verdad vienes de otro mundo?"
La chica se sobresaltó un poco con la idea, dejando caer al piso el marcatextos.
-Eso no se puede, además, si es así ¿por qué no recuerdo nada?
"Lo recuerdas, el río, los bosques, tus hermanos y hermanas, recuerdas la música y el baile, de hecho vivían como aquellos zorros que te encanta nombrar" Sonrió la doncella mientras acariciaba los cabellos de su quejumbrosa aprendiz.
-Si es eso verdad ¿por qué soy la única que ha llegado a parar a ese mundo? ¡eso no es justo! sabes cuanto sufro de nostalgia- Suspiró agotada y algo confundida, aquella era una idea rara en si, eran palabras que no sabía si considerar como reales.
"No eres la única, también hay otros hermanos y hermanas que vagan en estas tierras de incertidumbre, y créeme, están contigo"
-Ya deja de decir esas cosas, todo esto me lo he inventado y, simples mitos para escribir historias de fantasías y pasar el rato, son solo deseos ocultos, deja de darme esperanzas, eso me duele más-Se agachó a tomar de nuevo el marcatextos y retomó su labor de subrayar el libro, eran un montón de palabras complejas que no quería aprender.
"Ya me creerás el día en que te encuentres con tu hermana, ella tendrá los mismos recuerdos borrosos y tú sabrás reconocerla, ella verá tus ojos, tú verás los suyos, y no sufrirán en soledad"
Esta vez la joven castaña decidió ignorar al ser que hablaba con tanta fluidez sobre temas que le parecían tan irreales, el mismo ser parecía irreal.
"Además este mundo no es tan malo, también hay magia y tú la dominas"
-No es cierto, es más, ni tu existes, todo es mentira, este mundo está podrido- Se encorvó sobre su escritorio y hundió su rostro en el libro.
"Suri, no le hables así a tu maestra" Reprimió un muchacho que observaba silencioso desde la profundidad de la habitación, recostado en la cama.
-Tú no opines! Tampoco eres real..
Tanto la doncella de ojos violetas como el joven de cabellos plateados entendían la frustración de la joven, pero sus palabras los golpeaba donde más les dolía, no tenían gran efecto sobre el mundo terrenal y no podían ser vistos, no tenían voz ni derecho a hacer acto de presencia, y su joven protegida no era la única que sufría por este hecho, La pelinegra no podía consolarla, su constante maña de acariciarle el cabello era inútil y sus enseñanzas pasaban de ser percibidas, y él, él era el que más sufría, no podía abrazarla, susurrarle y mucho menos besarla, sus manos no podían entrelazarse y no lograba alegrar su corazón, pero más doloroso era el hecho de que no podía protegerla, no de aquella forma en la que ambos lo deseaban.


Paola R.R. (Cheshie, Aurora)

lunes, 5 de agosto de 2013

Venganza


"Saquearon mis tierras, escupieron a mis dioses, violaron a mi madre y a mis hermanas, asesinaron a mi padre y a mis hermanos, se alimentaron de mis amigos y a quien quedó con vida lo vendieron, silenciaron la música, pararon el baile, destrozaron mis espernzas y me arrevatáron al amor de mi vida.
Y aún así esperas que los perdone, esperas que lo olvide, esperas que me quede con los brazos cruzados soportando todo este dolor ¿Me dices que no los puedo asesinar? ¿quien te dijo que la violencia no resolvería nada? ¿la venganza es estúpida? ¡Puthulka nos anima a pelear por el honor y el valor del equilibrio!, ¡Quemad la manzana podrida que exparse su hedor entre las sanas!. Klehot exige que ninguna vida inocente sea tomara pero ¡¿Quién de ustedes mantiene inocencia en sus corazones?!
Juro que mis manos no tocarán cuello que hable con la verdad y cante con amor, mas ¡juro por Amhet! que aquellos que vean con miedo y actúen con odio serán silenciados, y sangrarán los pechos de los opresores y explotadores.
Que el hombre que rompe el equilibrio deja de ser mago y se convierte en plaga, y la plaga carcome la vida y convierte la esperanza en miedo.
Tal vez creyeron que desaparecería para siempre a causa de la plata que dio fin a mi vida, se equivocaron pues volví y volveré las veces que sea necesario para dar fin a la locura del supuesto cuerdo ¿Que he perdido la cabeza? ¿que no soy distinta a ellos? ¿que estoy soy parte de esta plaga que consume la esencia de la tierra? aún si es esto verdad lucharé por darle fin al fin y regresarle a Gethka el equilibrio que mantiene la vida latente, la música alegre y el baile del fuego aún si mi vida se extingue con la de ellos."

martes, 25 de junio de 2013

No importa, mientras pienses que es hermoso.


"No importa, mientras pienses que es hermoso."

-P-pero... es algo oscuro , un tanto tenebroso...-

-¿Y cual es el problema?- Contestó inclinando la cabeza a un lado.
-Que... b-bueno... yo...- Titubee un poco.
-¡Vamos!- Sonrió colocando una mano sobre mi hombro.- No importa, mientras pienses que es hermoso.
-Bueno...- No estaba seguro, pero si ella lo decía no me podía negar, además yo mismo opinaba lo mismo, yo mismo no quería dejarlo.
-Si te hace sentir mejor, yo no pienso que esté mal.- Su sonrisa me dijo que eran palabras sinceras, cierto, no es algo que deba pensar que esté mal, después de todo bien, mal, correcto e incorrecto son palabras muy distorsionadas.

Tomé el pincel y retomé el dibujo, quería terminar el asunto y dejar el caso cerrado, pero no me tenía que apresurar, no quería hacerlo, me tomé la calma del mundo para sentir los colores y hacer que danzaran. Era un viejo árbol marchito con dos caras, una a cada lado, una sonreía y otra lloraba. Habían manchas de sangre negra que escurrían como sabia entre sus ramas y se deslizaban acariciando la madera.
Me parecía triste, un poco perturbador, pero realmente hermoso, cualquiera diría que tengo problemas, y los tengo, pero por eso mismo los quise plantar en el lienzo y deshacerme de ellos, no ignorándolos, no suprimiéndolos, simplemente dejándolos ser hasta hartarme de ellos.

Ella continuó viendo el dibujo, en silencio y con esa expresión de serenidad en el rostro. Las flores estaban algunas marchitas y otras de un color rojo seco, algunas tenían ojos en lugar de pétalos, otras lenguas, ciertamente era algo perturbador, o más bien incomprensible, pero ese era yo, era yo en esos momentos y no planeaba ocultarlo, ya no más.
Cuando por fin terminé voltee a verla apenada, mostrándole el lienzo, esperando a que no fuera a juzgarme, aunque ya me había dicho que no importaba que clase de cosas plasmara a ella no le molestarían.
-¿Q-qué te parece? - Murmuré con mi mirada al piso.
Ella se acercó y me rodeó con sus brazos, me estrujó contra su cuerpo y yo acaricié sus cabellos castaños.
-Es parte de tí, y yo te amo. Me parece hermoso.
-No, en serio, dime qué te pareció.
-Te lo digo en serio!- Reprochó. - Es realmente hermoso, ya lo dije, transmite parte de ti, puedo ser capaz de sentir tu arte, y amarte aún más, por que he conocido más de ti.
Me sonrojé y di unos golpecitos en su cabeza mientras se me escapó una risa.
-Entonces vamos, necesito un nuevo lienzo.- Reí mientras la tomaba de la mano.
-¿Aún te falta más?
-Si, me falta pintar el paisaje de día - Le sonreí y me regresó el gesto, la oscuridad quedó en el lienzo y salimos del viejo edificio, por fin tenía espacio para pintar luz.

miércoles, 12 de junio de 2013

El verdadero humano está extinto.

El verdadero humano está extinto.


Soy el reloj que nunca envejece, espectador de todo lo que existe.
Único poseedor de la piedra filosofal.
Durante milenios he observado el desarrollo de la raza humana, sus triunfos y sus tropiezos, sus cambios e involuciones.

Les contaré un mito que ante mis ojo aseguro que de mito solo tiene lo increíble, pues es incluso más real que eso a lo que han llamado ciencia.
Existió un tiempo en el que no existían tantos humanos poblando la tierra, éramos pocos, vivíamos en pueblos que se encontraban muy apartados unos de otros, éramos pequeñas familias de unas veinte chozas esparcidas por los terrenos del planeta, las habían en desiertos, en bosques y praderas, incluso me han contado que habían chozas sobre el mar, pero eso fue antes de que este reloj poseyera la piedra.

En aquellos tiempos habitaban más criaturas en la tierra, en el agua e incluso en el cielo, criaturas que ningún habitante de los tiempos modernos podría imaginar en sus cuentos y bestiarios y otras de las que se ha guardado registro.

Las familias danzaban alrededor de la fogata acompañados de instrumentos musicales más sofisticados que los actuales, no eran de viento ni de cuerdas, funcionaban con magia, aunque también se unían a la fiesta las flautas y los tambores, en algunas regiones sonaban las arpas y en otras campanas. Se cuenta, y yo se los afirmo, que el ser humano era distinto, no más salvaje, no más inteligente; era más amable y sabio.
Los hombres y los elfos bailaban a la par y no había más distinción que la apariencia y personalidad, el hombre era un poco más ambicioso y el elfo más sabio.

En aquellos tiempos las ondinas, las hadas, los gnomos, los koboldes, las salamandras y todo tipo de criatura mágica, convivían mano a mano con el equilibrio total. El hombre era parte de este equilibrio y era capaz de dominar los secretos de la alquimia, la herbolaria, la astrología y tantas artes más, las cuales le eran útiles para explotar su potencial mágico y artístico. En aquellos tiempos era normal hablar con los ratones y escuchar el consejo de los árboles, vivir longevamente, no recuerdo si vivíamos por cantidad o por calidad.
¡ Verdes eran los días en los que no dominábamos la tierra! ¡Días de gran dicha y prosperidad!
Te cuento a ti, hermano, que la raza humana se extinguió ya hace mucho tiempo, nuestros antepasados y nosotros no somos la misma especie.
No fue algo instantáneo, pero el tiempo y la amabilidad de la naturaleza terminaron con el corazón del hombre y la comodidad se convirtió en un vicio. Todo le era dado y las preocupaciones eran mínimas, las primeras generaciones se encargaban de agradecer propiamente a sus iguales y aportar al equilibrio con rituales llenos de prosperidad a la tierra, daban y recibían, cantaban y continuaban bailando, ellos se habían ganado tal armonía y la apreciaban y mantenían, todas sus luchas por vivir tranquilos habían dado frutos. Era algo que nos había costado y lo cual quisimos heredar a nuestros hijos.
La naturaleza, que todo le había dado al hombre, tenía fe en la magia que en sus genes había puesto, así pues, también puso en la mesa del hombre minerales inmunes al desgaste del tiempo, tiempo, que palabra tan curiosa, parece algo medible, cuando es tan infinito como la existencia misma. Éramos pocos los humanos que pudimos ver lo que había detrás de aquellas rocas cristalinas, sin saber lo que en verdad nos deparaban las tomamos y utilizamos la magia, se creó en ese momento la piedra filosofal, que fue guardada por uno de los hombres, pues el resto de ellos murieron.
Las siguientes generaciones comenzaron a perder el interés en conocer el por qué de las cosas y aceptaron simplemente el cómo era todo, habían sido educados para seguir los ritos y preservar la comodidad que con tanto esmero habían ganado sus antepasados.
Las criaturas del bosque comenzaron a temer, y se apartaron lentamente del hombre, el cual se dedicaba a disfrutar de su comodidad, la cual había engendrado en el planeta la oscuridad, una bruma que terminaría con los días de paz de hombres, plantas, elfos, ninfas, y otras criaturas acostumbradas al equilibrio, a este mal lo llamaron miedo.
Miedo a perder la comodidad, y así miedo a tantas cosas, miedo al cambio. El hombre comenzó a ser menos frecuente con la convivencia entre especies, pues estaba muy ocupado en los quehaceres cotidianos y las generaciones comenzaron a olvidar la magia, temían a ella, pues así como les había otorgado comodidad podía arrebatarla de sus manos en cualquier momento.
El hombre le temió a los animales, los animales le temieron al hombre, el hombre odió a la magia y la magia se apartó de él, con pena y resignación.
Los ritos se convirtieron en costumbres y las costumbres cambiaron, y poco a poco se fueron olvidando.
La codicia nació del miedo, y del vicio. La amabilidad de la naturaleza terminaría destruyéndola, así como la comodidad del hombre se convertiría en sufrimiento, miedo y tortura.
Cuenta el mito, y como portador de la condena filosofal te repito que es real, que el hombre se extinguió y nació la bestia.
La magia se perdió en el miedo, y el miedo trajo la destrucción.
Y el miedo que había imaginado el hombre, cobró vida y vidas cobró.

martes, 4 de junio de 2013

Necesitamos

Necesitamos 

-No lo entiendo mamá.
-¿Qué no entiendes Abram?
Mi mamá tejía un hermoso sweater verde que se uniría a su colección de ropa para vender, y yo seguía sin entender, vaya, qué curiosidad la mía.
-Tu haces ropa, el señor Owen tiene cultivos de frutas, Margarita es carpintera, Lucía es pintora, mi tío Oscar hace pozos de agua y papá es doctor. Todos se dedican a algo diferente.
Mamá dejó de tejer por un momento y me vio con cara de asombro.
-Si hijito, si, pero ¿qué es lo que no entiendes? Es normal que sean profesiones diferentes, todos necesitamos de los demás para vivir.
-Necesitamos.. necesitamos... - Repetía en voz alta mientras balanceaba mis pies en el banco.
-Si, necesitamos quien cultive comida para no tener hambre, necesitamos quien nos de agua para no tener sed, necesitamos ropa para que no nos de frío, necesitamos, pinturas para alegrar el espacio, necesitamos médicos para estar sanos, todos necesitamos de todos.

-Si mamá, si, si, eso si lo entiendo, lo que no entiendo es, si lo que necesitamos es a los demás ¿por qué necesitamos el dinero?"

Por: Paola R. R. (Aurora)

miércoles, 22 de mayo de 2013

Malagradecida

Malagradecida

¿La naturaleza? Oh si, he de aceptar que es tentadora, no puedo negar que también quise yo poner un pie en su follaje, pero iba yo bien advertido “No vayas, es peligroso, es inútil” decían “Yo de ahí vengo, se de lo que te hablo” afirmaban.
Aún así me acerqué a la orilla de la selva, pero no tuve la oportunidad de adentrarme pues un tigre saltó a mi encuentro y me hizo huir enseguida, salí ileso, ¡cuanta suerte tuve!
Tenía yo un ave de lo más hermosa, su plumaje relucía colorido y brillante, cómo amaba yo a ese pajarraco, como yo lo atesoraba lo guardé en una jaula, deseaba con todo mi ser el bienestar de aquel ser emplumado, todos los días le ponía su comida, le cantaba y no permitía que pasase frío, nada le faltaba en su jaula, nada le preocupaba en su jaula, nadie lo acechaba en su jaula.
Cada día observaba el pájaro, sano, salvo, protegido, en su hermosa jaula de oro, pero había algo que me inquietaba; cada mañana, otras aves de diversos colores y voces dispares se posaban en la ventana y revoloteaban cantando, entonces mi ave los observaba , segundos, minutos horas, se quedaba observando la danza sin proferir algún sonido.
Se apagaban sus colores y se marchaba su brillo, su voz se esfumaba y carecía de brío. ¿Por qué se veía triste, mi pobre pajarillo? Si todo yo le daba, seguro y protegido. Por: Paola R. R. (Aurora)

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martes, 12 de marzo de 2013

En un mundo desconocido


En un mundo desconocido
¿Donde estás?
Llevo un buen rato llamando tu nombre.
¿Donde estás?
No puedo verte, no puedo oírte, no puedo sentirte.
No se en qué momento nos separamos, en qué momento me perdí en un mundo que se llama a si mismo civilizado siendo inhumano.
Tengo miedo.
Todo es tan extraño, tan nuevo y tan cruel, que cada vez me siento más perdida en tierras lejanas, misteriosas, desconocidas.
¿Recuerdas cuando cálidamente ponías tu mano sobre la mía y caminábamos bajo el sauce con las caricias del viento?
¿Recuerdas cuando nos tirábamos sobre el césped en la penumbra del anochecer a observar las estrellas?
En donde me encuentro no hay sauces (o los hay, pero muy lejos), y tampoco estrellas (no tantas como en nuestra casa), el viento se rompe entre edificios y es cada vez más fría la noche entre luces artificiales.
¿Donde estás?
Cada que recuerdo que hay algo mejor siento una presión en mi pecho, ¿tristeza? ¿nostalgia?, y tengo la inevitable sensación de necesitar apoyar mi pecho sobre el tuyo y así calmar mis ansias con los latidos de tu corazón.
Entonces vuelvo a gritar tu nombre, a maldecir tu ausencia, a rogar tu presencia, a anhelar tu voz, a desear tu calor, pero por más que sollozo tu esencia no apareces ni en mis sueños, menos en mi realidad.
¿Por que no acudes a mi dolor? ¿Por qué me abandonas en una selva tan salvaje?
Cada día me desgasto un poco más, es curioso, en este mundo extraño hay algo a lo que la gente llama "deberes" y "compromisos", no es como los compromisos que nos hicimos tu y yo a la orilla del río cuando nos juramos amor, son palabras de promesas forzadas, sin deseo ni pasión.
Me siento cansada por que no me gusta romper promesas, por más que me hayan forzado a hacerlas, entonces tengo que correr al ritmo al que corren los demás.
Existe algo llamado "Escuela", es un lugar donde enseñan un montón de cosas, se que suena bonito pero no es como aquellos días en los que corríamos juntos a la casa del sabio monje y le pedíamos escuchar más de sus aventuras, de sus conocimientos, de su sabiduría, es un lugar donde muchas de las cosas que enseñan son aburridas y no sirven para todos, donde la mayoría va solamente por que es un compromiso más.
A mi me gusta aprender, tú me conoces, pero es algo cansado, por que también inventaron algo a lo que llaman "Tarea", dicen que es para practicar en casa lo que vez en la escuela, pero yo creo que es para mantener nuestro tiempo ocupado en algo.
¿Donde estás?
No me gusta este mundo, me preguntarás por qué, te conozco, si el conocimiento es libre y no necesito viajar para encontrar quien me enseñe.
Es que no aprendes lo más importante, lo que nosotros aprendíamos, aquí aprendes matemáticas, biología, idiomas, aprendes a memorizar, pero no enseñan a pensar, a vivir, a sentir, a amar.
¿Donde estás?
Ven rápido y toma mi mano, quiero disfrutar contigo como solía hacerlo antes, que hoy solo tengo que cumplir con muchísimos compromisos y estoy olvidando a disfrutar.
¿Recuerdas al rey? Ese que nos regalaba dulces cuando jugábamos en su jardín y nos reprimía cuando hacíamos travesuras, era realmente amable y siempre resolvía los problemas del pueblo.
Acá no hay rey, hay un señor que se llama Presidente, bueno, no creo que así se llame pero así le dicen. Es un hombre que se encarga de dirigir al país (son muchiiisimos pueblos juntos, pero separados…), yo creí que sería como el rey de nuestra tierra, pero este señor es egoísta y muy ambicioso, ¿sabes? en este lugar el dinero es lo que manda, entonces los lideres tienen mucho dinero y hacen de todo para tener más, por lo que nació algo que es la Corrupción, donde la gente hace cosas malas por dinero.
¿Dinero? Ah, cierto, es que en este mundo extraño no cultivamos plantas, ni criamos animales, ni construimos casas, de hecho no hacemos casi nada de lo que es para nosotros. Aquí tienes que trabajar, ya sea en algo que no te guste, para ganar unas monedas, unos billetes o una "tarjeta", y eso lo cambias por lo que necesites o quieras.
Conozco gente que pasa toda su vida trabajando haciendo algo que no le gusta para tener mucho dinero, con el dinero compra comida ya hecha que le hace daño, por que no tiene tiempo de cocinar (pobrecitos, nada mejor que la comida casera ¿verdad? tú cocinabas muy bien), también compra muchos lujos que al final no utiliza, o lo utiliza muy poco, por que tiene que estar trabajando.
Es un mundo que no me gusta, por que yo también tendré que trabajar cuando deje la escuela, y entonces tendré otro compromiso, y necesitaré dinero, por que el que no tiene dinero no tiene comida, se que parece injusto por que la madre tierra nos da para todos, pero así funciona este mundo…
El que no tiene dinero también muere de enfermedades, por que no hay quien los cure (no, acá no hay curandera o mago que ayude a los enfermos).
El que no tiene dinero no puede aprender, por que el conocimiento no lo imparte un sabio como en nuestro pueblo, el conocimiento se da en las escuelas, y no todos pueden ir a las escuelas (aunque igual no hay mucho que aprender de la vida ahí).
Lo peor de todo es que los que tienen más dinero deciden qué van a pensar los demás, nadie es libre, la gente no medita (o muy pocos lo hacen, yo creo que son nuestros hermanos), y se la pasan todo el día viendo lo que los demás quieren que vean. Al final todos son esclavos para producir más dinero para los que están en la sima.
Si, en la sima, por que no todos son iguales, el que tiene más dinero es importante, y el que tiene menos podría morir en cualquier momento sin que los demás se enteraran.
¿Donde estás?
Llevo buen rato gritando tu nombre, desde que vi cómo es el mundo ya no quiero estar más en el, extraño demasiado nuestro hogar, extraño que seas sincero conmigo, y yo contigo.
En este mundo extraño la gente miente y es hipócrita, no se si es por que tienen miedo de ser ellos mismos o por que tienen miedo de los demás.
Ven por mi, me siento muy sola en estas tierras de crueldad.
. . .
A veces cuando aclamo tu presencia vuelvo a sentir el viento, vuelvo a ver el cielo, y, aunque no hay tantas estrellas, veo algo familiar.
Aún hay plantas, aún hay agua, aún hay sol, aún hay luna, existe amor, existen animales, los lobos, los perros, los gatos, las aves, muchas especies se están muriendo por culpa de la gente… pero hay muchas que aún siguen.
Y cuando vuelvo a recaer en la tristeza de mi añoranza aparece una persona amable que me dice que no todos son tan malos, y yo se que es así, pero aún así muchos lo son, los que están en la sima lo son, y yo no puedo hacer nada.

Tengo miedo, mucho miedo, pero cuando el viento, el fuego, la tierra y el agua me dicen que aún existe en mi algo de lo que existe en tí siento que en esta tierra existe algo de nuestra tierra, y cuando siento que es así me brota por un momento la esperanza de que si te sigo buscando, o aunque no te busque, si te sigo deseando, nos encontraremos de nuevo, y tu mano en mi mano, y mi pecho en tu pecho, y mis labios en los tuyos, tu mirada en la mía, volveremos a nuestro hogar o nuestro hogar volverá a nosotros.


De: Mi
Para: Ti



Por: Paola R. R. (Aurora)

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Paola R. R. (Aurora)

martes, 12 de febrero de 2013

El pastor y la estrella

El pastor y la estrella.


Era una vez un pequeño pastor que se enamoró de una estrella.
Su luz, su brillo, su escénica, el pastor se conmovía cada noche al verla y esperaba cada día al anochecer. Sentía que a ella le podía contar cualquier cosa, le confiaba sus secretos y, de alguna forma, al observarla, obtenía una inspiración reconfortante.

Un día se enfermó una de las ovejas del pastor, y tuvo que ir a la ciudad a comprar medicinas. Al llegar a la tienda lo atendieron una pareja de ancianos.

-Buenos días- Dijo el pastor amablemente.
-Buenos días-Saludó el anciano.
-Estoy buscando algo de medicina para mi oveja, ha quedado enferma.
El señor revisó a la pequeña criatura que el pastor llevaba consigo.
-¿Es usted un pastor?-Preguntó la esposa con un carisma que solo los ancianos tienen.
-Si, llevo desde que tengo memoria trabajando en las verdes praderas con mis amadas ovejas.
-¿Y está usted casado?-Preguntó con una sonrisa la señora.
-No, no, yo trabajo solo
-Ha de sentirse muy solo-Dijo la anciana mientras dirigía su mirada a su marido-He oído que los pastores no suelen pasar por lugares poblados.
-No se preocupe, yo vivo feliz con mis ovejas y con las estrellas.
-Las ovejas son buenas compañeras, pero nunca darán el amor de un humano, ¡Estrellas! jaja no se puede abrazar a una estrella- Rió simpáticamente la viejita.
-Mi mujer tiene razón, debería buscarse usted una esposa-Completó el anciano que ya había revisado a la oveja y buscaba el medicamento en una caja.
-Tal vez, pero quisiera encontrar a la mujer indicada, el pastoreo no da mucho tiempo para ello- Sonrió el pastor mientras tomaba la bolsa con la medicina dentro, que el anciano le estaba entregando, y le dio a cambio una moneda de oro.
La anciana se acercó al pastor y le dio un abrazo similar al que dan las abuelitas cuando el nieto termina su visita y se retira. Era uno de esos abrazos que desde niño no había sentido.
-Suerte en tu viaje joven pastor-Lo despidieron los ancianos.

Cuando el pastor regresó al campo, y después de sanar a su animal herido, se recostó a observar el cielo esperando a que anocheciera, y cuando el paisaje se hubo sumido en la oscuridad, vislumbró a esa pequeña estrella en la que siempre había confiado y extendió una mano hacia ella.


-Mi estrella, mi fiel estrella...-Cerró los ojos y se dirigió a donde estaban sus ovejas reposando, se acurrucó entre ellas y se sintió vacío, aún con el abrazo acolchonado de tanta lana, no pudo sentir el amor de su estrella.- Mi estrella, mi amada estrella...-Alzó entonces ambos brazos en dirección de aquel astro y con su luminosa silueta en sus pupilas dio un largo y profundo suspiro.- No dudo yo en imaginarme en el infinito cielo volando hacia ti, en verte entre mis brazos y sentir que tu luz no solamente me guía, si no que me acurruca en un cálido encuentro... No dudo yo en que me amas, así como yo te amo, igual al fuego que eres, pero por más que imagino mi piel es necia, mi piel es terca, ¡nunca hubiera yo necesitado el amor y nunca lo hubiera encontrado en una estrella tan lejana.!

Permaneció en silencio unos minutos, ¿o quizá fueron horas? Tal vez fueron segundos... hasta que bajó los brazos, se sentó en el húmedo pastizal y rompió en llanto, no un llanto audible al hombre, un llanto tan silencioso pero tan ardiente, tan penoso y tan interno, que solo el sol entendería, entonces cuando se calmó y antes de que el mismo día le arrebatara su amor, suspiró de nuevo.

-La anciana tiene razón, no se puede abrazar a una estrella...

Por Paola R.R. (Aurora)




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domingo, 27 de enero de 2013

Nostalgia de un sueño

 (Dibujo hecho por mi, al igual que el texto)

Entonces cerré los ojos y esperé a soñar, esperé a vivir las experiencias más reales que ni en mis momentos de vigilia llegué a sentir en piel viva, tersa, cálida y protectora. 
Sentía en la comisura de mis labios cada tic tac del tiempo mientras rogaba no llegar a otra noche de desvelo y poder conciliar el velo de lo inimaginable, sumergirme en un sueño de fantasía perdida en la pupila de tu pasión.
¿Cuanto harás esperar a estos latidos descarrilados de fulgor?
Qué dolor más insoportable que los más bellos recuerdo cuando no dejan la lejanía de la memoria. Qué crueldad de Morfeo mostrarme el paraíso que desea cualquier dama con corazón y después arrebatarlo de mis brazos para arrojarme al mísero infierno de lo cotidiano.
Maldita sea ésta sensación de ardor al recordar el roce de tu esencia, maldito sea el momento en que te tuve frente a mi y por unos segundos te sentí tan real como al mismo cielo, maldita sea tu mirada que me colmó de dicha y gloria. 
Aún sigo despierta reposando en mi propio lecho, con lagrimas silentes que nacen en mi pecho y mueren en la almohada, esperando y mi delirio llegue a los oídos de un alma compasiva como tu cuerpo, que me encuentre en este laberinto de tréboles marchitos donde mi suerte me aleja de soñarte, de amarte y de besarte.


Por Paola R.R.(Aurora)